Pynchon o el anonimato.



Parece que aunque Thomas Pynchon (Nueva York, 1937) no daba entrevistas ni era un personaje público (hasta hace poco solo se conocía un par de fotos suyas de la época en que servía en el ejército) en los últimos tiempos tampoco se ocultaba y, de hecho, sale, se reune con sus amigos y con otros escritores y hace vida social. National Enquirer lo buscó y lo encontró y publicó una foto suya: un viejito octogenario débil y delgado, con zapatos blancos, gafas, barba y una, al parecer, abundante caballera.
Si Pynchon hubiera querido salir en National Enquirer o en alguna otra publicación, sencillamente los hubiera llamado. El hecho de que durante 56 años no lo haya hecho (publicó V, su primera novela en 1963) indica que quizá no tenía ganas de hacerlo. Ese era un deseo que debería haber sido considerado. Por respeto a él y hacia sus miles de lectores. Pero los periodistas del National Enquirer al parecer, no pensaban lo mismo.

Pynchon no es el único ejemplo de personas famosas y que, al mismo tiempo, deciden que no quieren ser conocidos. J. D. Salinger (Nueva York, 1919) era hasta hace poco el más famoso de los escritores que guardaban su privacidad con vehemencia. Aunque existen más o menos una abundante imaginería del Salinger joven, poco a poco fue abandonando la vida pública y su foto (también robada) de un viejecito colérico es muy conocida.

Últimamente, parece que el trono de anónimo más famoso le ha sido arrebatado a Salinger por el grafitero Banski, aunque (más allá de la innegable calidad de su obra) todavía es pronto para decir si es una decisión que se sustenta en una convicción personal o solo una parte más del personaje que ha logrado construir.

Vamos a repasar a unos cuantos personajes famosos que parecen haber genuinamente apostado por rehuir la exposicíón pública. Veremos a unos cuantos:

Emily Dickinson (Amherst, 1830) vivió casi toda su vida recluida en su casa y se dice que en sus últimos años casi ni salía de su habitación. Durante su vida casi prácticamente no publicó y no fue hasta despues de su fallecimiento que su enorme obra comenzó a ser editada y valorada.
 
Aunque Greta Garbo (Estocolmo, 1905) apareció en decenas de películasyera el rostro más conocido de su época(se dice que también el más belo) rehuía la vida pública, no asistía a actos sociales ni a los estrenos de sus películas y cuando era reconocida en la calle, negaba ser quien era. A los 36 años decidió no volver a hacer mas cine.

No se sabe con exactitud donde nació Carlos Castaneda (¿1925?), hay quien afrma que es peruano, brasileño, mexicano o norteamericano. Castaneda fue famoso (sobre todo en los años 70 y 80) por Las enseñanzas de don Juan y en general por sus libros (se dice que vendió más de 20 millones de ejmeplares publicados en 17 idiomas) sobre la espiritualidad ritual del norte de México. No le gustaba que le tomasen fotografías ni que se grabase su voz.

El escritor brasileño Rubem Fonseca (Minas Gerais, 1925) rehusa dar entrevistas y tampoco habla con la prensa. Tampoco lo hace otro de los más importantes escritores brasileños contemporaneos: Dalton Trevisan (Curitiva, 1925) que nunca apaece en actos públicos, no tiene relaciones con la prensa ni tampoco se deja fotografiar.

Harper Lee (Monroeville, 1926) publicó Matar a un ruiseñor en 1960 y luego, durante los siguientes 55 años se retiró de la vida pública, casi no dio entrevistas ni se volvió a saber de ella (aunque tampoco se escondió) hasta que el año 2015, cuando, poco antes de morir, publicó Ve y pon un centinela, su segundo libro (por cierto, qué titulo extraordinario).

El pasado año 2018 falleció el historietista Steve Ditko (Johnstown, 1927) co-creador ni más ni menos que de Spider Man. Ditko rehuyó activamente todo tipo de reconocimiento social, casi no dio entrevistas - la última fue en 1968- prácticamente no hay fotos suyas y se negó a aparecer en un documental que la BBC realizó sobre su vida.

Del escritor aleman (o norteamericano o mexicano o austriaco o polaco) Bruno Traven (¿1882?) no se sabe mucho. En realidad, Travern ni siquiera era su verdadero nombre. Se sabe, eso sí, que fue el autor de El tesoro de la Sierra Madre, que luego sería llevada al cine por John Huston y de dos docenas más de novelas más que se tradujeron a 44 idiomas. Traven rehuyó activamente la exposición pública, pero no la vida social y se sabe que en México, donde vivió sus últimos años, tenía amigos y una actividad social bastante activa.








Glen Gould (Toronto, 1932) es uno de los pianistas clasicos más populares del siglo XX (si es que las expresiones pianista clásico y popular pueden ir juntas en la misma frase). Excentrico y extraño (se dijo que tenía el síndrome de Asperger) dejó de tocar en público a los 34 años para recluirse en la soledad de las salas de grabación. Jonathan Cott, el autor del libro Conversaciones con Glen Gould admitió que todas las charlas que tuvo con él fueron por teléfono.


Charles McColl Portis (El Dorado, 1933) es el autor de, entre otras novelas, True Grit, llevada al cine por los hermanos Cohen y es considerado uno de los autores norteamericanos más talentosos del s. XX. Aunque no rehuye abiertamene la relación con la prensa y eventualmente da entrevistas (en las que al parecer demuestra ser una persona amigable, divertida y amable) generalmene evita la relación con los medios de comunicación y siente poco aprecio por la fama. El año 2010 le concedieron un premio y el autor acudió al acto, pero se dice que desapareció a mitad de la velada, no se quedó para la cena ni recogió el premo.

Del gran Bob Dylan (Washington, 1939) existen miles de fotos, películas, entrevistas, programas de televisión y grabaciones musicales. A priori parecería una figura diametralmente opuesta a cualquiera de los anteriores. Sin embargo, entre giras y discos, Dylan comenzó hace muchos años un extraño proceso de alejamiento de las luces públicas: prácticamante no habla con el público en los conciertos, rehuye las entrevistas, no aceptó ir a recoger el premio nobel y en general se muestra crecientemente reservado.

Terrence Malick (Illinois, 1943) es el director de algunas de las más alabadas películas de los últimos 50 años, pero es también un enigma. Evidentemente no se pueden hacer nueve largometrajes y que no te conozca nadie, pero de su vida personal se sabe muy poco, prácticamente no da entrevistas e intenta hacer muy pocas apariciones públicas. En sus contratos siempre esrablece una claúsula para no tener que hacer material gráfico.

Bill Watterson (Washington, 1958) autor de la famosa tira cómica Calvin y Hobbes se retiró en 1995 a la edad de 38 años. Desde 1995 hasta el 2013 no dio ninguna entrevista y apenas apareció en público unas pocas veces.

De Elena Ferrante, la escritora italiana no se tienen fotografías, se sabe que ese nombre es un seudónimo y apenas ha concedido entrevistas y siempre por escrito. Una universidad italiana incluso utilizó un algoritmo para comparar la escritura de diversos autores italianos para descubrir así la verdadera identidad de Ferrante. El pasado año 2018 finalmente se publicó que la persona que se escondía detrás de Ferrante era la traductora Anita Raja (Napoles, 1953), o su esposo, el escritor  Domenico Starnone. Ellos lo han negado, pero la hipótesis de que Ferrante es Raja esla que tiene más peso y que más gente da como buena.


Satoshi Nakamoto es el creador del famoso bitcoin. Poco más se sabe de él, aunque mucha gente cree que no es japones ni se llama Nakamoto.



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